martes 23 abril 2024

El Presupuesto 2022 defendido por el ministro Guzmán, requiere la intervención de un “Mago”

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“Hoy la Argentina está viviendo un proceso de crecimiento, la actividad está creciendo de forma sostenida y esperamos que el PBI crezca alrededor del 10% este año”, dijo Martín Guzmán, mirando con cara seria a los diputados de la Comisión de Presupuesto al referirse a la única variable ajustada de las proyecciones iniciales: el proyecto del presupuesto indicaba una estimación del orden del 8%. Pero el ministro eludió admitir que en realidad se trata de un rebote de la actividad que durante la cuarentena se había hundido casi hasta un 11%, y en consecuencia se está ante un recupero y no de un crecimiento productivo.

Guzmán, en su exposición, insistió en “el rol del Estado para la recuperación” y reiteró que  se espera un crecimiento del PBI del 4% en 2022, cuando el consenso de economistas, bancos y consultoras recopiladas en el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central actualizado la última semana se ubica en el 2,5%. Además, Guzmán,  prevé en su Presupuesto subas del consumo privado (4,6%), el consumo del sector público (6,6%), la inversión (6,6%) y las exportaciones (7,5%), algunos de los optimistas pilares ratificados.

Sin pestañar, el ministro de Economía, insistió en no hacer cambios en la estimación  de la inflación para 2022,  que en el Presupuesto figura en un 33%. Repite el mismo sesgo que en el Presupuesto 2021,  en el que se proyectaba una suba de precios del 29%, y la variación real medida por el Indec estará por encima del 50%, con tarifas de servicios públicos y transporte congeladas y un dólar oficial pisado. Para 2022, la última proyección del REM prevé un 52%, casi 20 puntos porcentuales más de lo que estima el Gobierno. Con lo cual para algunos economistas se requerirá de magia para que los números impresos, en la Ley de Leyes, se puedan cumplir y afirman que se trata de un nuevo dibujo del Gobierno Nacional.

La dinámica inflacionaria, precisó el ministro, fue “el problema principal que se ha enfrentado en 2021″, e insistió en que “el objetivo central de política económica” es “atacar” este proceso. Sin embargo hasta ahora la administración Fernández solo ha recurrido a una fallida herramienta, el control de precios impulsado por el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, que ha dado un magro resultado que llevó al funcionario a admitir que se conformaba con que el índice inflacionario de noviembre no superara el 3%.

Como se sabe en el “relato K” las palabras se adaptan al mismo, y por lo tanto en el diccionario oficial Guzmán eligió no hablar de “ajuste” y sí se refirió al “sendero de ordenamiento de las cuentas fiscales”. Según el ministro, este año el déficit fiscal será del 3,5% del PBI (en 2020, con la expansión asociada a la pandemia, había llegado al 6,4%), y en 2022 el plan es llevarlo al 3,3% del PBI, recorte que deberá conseguir sin los factores coyunturales y excepcionales de este año, como el impuesto a la riqueza, pero en la caja de herramientas del ministro se cuenta con la inflación como factor de licuación fiscal,  y tal como ocurrió en los dos ejercicios del Gobierno de los Fernández, las jubilaciones y los salarios del estado son dos factores que facilitan el ajuste encubierto.

La apuesta “virtuosa” para llegar al equilibrio fiscal, según insistió Guzmán, también incluye acciones que atentan contra esa baja de la inflación. Sin precisar en magnitudes de suba de tarifas o quita de subsidios, más allá del fin de la resolución 46 que afecta a la producción de gas, el ministro reconoció que en 2022 el Tesoro seguirá requiriendo asistencia de la “maquinita” del Banco Central. Aun pese a la advertencia del FMI por su efecto sobre los precios, el presupuesto reconoce que el año próximo habrá emisión por 1,8% del PBI. Son $1,08 billones de pesos.

De la “Galera del mago”  para defender el Presupuesto presentado hace más de tres meses, dibujado sobre la base de un acuerdo con el FMI por lo que no se prevé ningún pago al Fondo,  de los U$S 19.000M.  comprometidos en 2022,  Guzmán anticipa, en cambio la toma de nueva deuda con organismos internacionales por USD 12.500M. lo que equivale prácticamente a un tercio de la deuda total con el FMI.  Este supuesto es considerado poco realista por operadores del mercado y economistas, entre ellos el ex titular del BCRA, Martín Redrado que, en declaraciones radiales, no sólo advirtió que es un supuesto inverosímil sino que aseguró que le “consta” que no existe ningún programa ni discusión con esos organismos (Banco Mundial, BID, CAF), en ese sentido.

Además, las mismas fuentes recuerdan que cualquier negociación con los organismos internacionales está sujeta a un previo acuerdo con el FMI, al que debe pagarse este mes  unos USD 1.800M. en un cronograma que continúa con otro pago en menos de un mes, el 9 de enero, por USD 700 millones en intereses a los bonistas que aceptaron el canje de Guzmán. En el contexto actual de nivel de reservas, esa cifra otrora rutinaria, puede convertirse en un dolor de cabeza. Pero es en marzo, con el pago al Club de París que ya la situación se volvería inmanejable si el acuerdo no está, para esa altura del año, definitivamente encaminado. Cuando terminó la exposición de Guzmán, en la Comisión de Presupuesto, los diputados se fueron pensando donde estará el “Mago”.

P/ag.ifb.cl.ln.vfn/gr.rp.

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