Caracas – La inflación acumulada de 576,3%, según datos del Observatorio Venezolano de Finanzas, agobia la vida del venezolano común, aunado a una dolarización a la cual no todos tienen acceso. Desde hace siete años la economía del país petrolero ha venido en descenso. Según los cálculos de la firma Ecoanalítica, 700 dólares necesitaría ganar mensualmente una familia de cuatro integrantes, para tener acceso a alimentos, educación, pago de servicios públicos, entre otros.
El sueldo mínimo en Venezuela es de 10 bolívares, que equivalen a menos de 3 dólares según el cambio oficial, y la mayoría de los salarios de la clase trabajadora no llega a los 100 dólares. Según el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (CENDA), el salario mínimo en Venezuela alcanza para cubrir menos del 1% de la canasta básica.
Pese a este crítico panorama, la firma Ecoanalítica habla de una leve mejoría en la economía venezolana, que en 2021 ha registrado la menor contracción de los últimos ocho años. La dolarización y las continuas inyecciones de divisas que hace el Banco Central de Venezuela para estabilizar el precio del dólar han hecho que en los últimos meses bajara el índice de inflación.
Pero estas leves mejorías en la economía no son perceptibles o no generan un impacto en la mayoría de la población: 94,5% de pobreza registra el país, según las únicas cifras que se conocen, publicadas por la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI). Este mismo estudio señala que la pobreza extrema se ubicó en 76,6% y que solo un 5% de la población ha mejorado sus ingresos.
En el mes de noviembre, Venezuela entró en su cuarto año consecutivo de hiperinflación. Sin embargo, entre las proyecciones económicas para el 2022, la firma Ecoanalítica prevé un crecimiento, aunque muy limitado, frente a una economía que se ha contraído 80%. Lo describen como una economía que está estancada.
Actualmente, en Venezuela solo 7,6 millones de personas están ocupadas laboralmente y 2,3 millones tienen subempleos, el resto no logra insertarse ni en el mercado formal ni en el informal. Son miles las familias que intentan sortear una profunda crisis que afecta sus finanzas y que les impide cubrir los gastos básicos para una buena alimentación.
INT/ag.europapres,fra.vfn/rp.