La deuda pública nacional marcó a fin de marzo un nuevo máximo, al avanzar otro 0,92% a lo largo de ese mes y escalar hasta los US$397.788 millones. La cifra se conoció en las últimas horas, al publicar la Secretaría de Finanzas el Boletín Mensual, mediante el cual da cuenta de ese pasivo y describe su estado general del stock.
Dicho informe destaca que en su amplia mayoría (US$395.287 millones) son compromisos que se encuentran en estado regular y que de ese monto total en “situación de pago normal” un 67% es pagadero en divisas mientras el tercio restante (33%) se cancela en moneda local.
Además detalla que su nuevo máximo estuvo impulsado el mes pasado por el aumento de la deuda en moneda extranjera en US$3475 millones y una suba de la deuda en pesos por un monto equivalente a US$141 millones. Esa situación cambia la tendencia regular de los últimos meses, cuando era la deuda en moneda local la que impulsaba el aumento del stock total.
De hecho, el mismo informe oficial consigna que durante los últimos 12 meses el stock de deuda bruta en situación de pago normal se incrementó en el equivalente a US$21.506 millones (+5,76%), “debido al aumento de la deuda en moneda extranjera en US$5761 millones y al de la deuda en moneda local en un monto equivalente a US$15.745 millones”. Eso muestra que este segundo componente era su mayor impulsor, dadas las sostenidas emisiones que hacía el Tesoro en el mercado local para cubrir el sostenido déficit del Estado Nacional.
La deuda bruta total argentina se ubicaba en US$323.065 millones (US$320.525 millones en estado de pago normal) en diciembre del 2019, cuando asumió la actual gestión de Gobierno. Es decir, es un pasivo que creció en US$74.723 millones desde el inicio de la presidencia de Alberto Fernández, cifra equivalente a más de una vez y media a la deuda total que había heredado del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El aumento es la contracara del elevado déficit que mantuvieron en todo ese lapso las cuentas públicas y no resultó mayor porque una parte también importante de esas necesidades se cubrió con emisión monetaria espuria, dato que explica la creciente inercia inflacionaria actual.
El sostenido aumento de la deuda total promete mantenerse y marcar nuevos máximos en los próximos meses, dadas las gestiones que el Gobierno realiza para aumentar el financiamiento externo para paliar la crisis de reservas que sobrelleva a duras penas el Banco Central (BCRA).
Por caso, en los últimos ocho meses, la administración Fernández consiguió financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para 12 proyectos por un total de US$2425 millones. A eso se agregan créditos concedidos por la Corporación Andina de Fomento (CAF) y otros desembolsados y por desembolsarse del Banco Mundial (BM), que se usan para alimentar la menguada tenencia del ente monetario. De hecho, la deuda total Argentina con organismos internacionales de crédito (por fuera del FMI) creció de US$23.872 millones a US$29.859 millones en tiempos de la administración Fernández.
EN/ag.ln.jb.agencias./gr.