Miami. The Berman Law Group, estudio de abogados de Florida, denunció ante la justicia de EE.UU a China porque “sabía que el coronavirus era peligroso y capaz de causar una pandemia”. También desde Japón, Apple Daily HK y 47 news acusaron a Beijing de falsear datos sobre casos nuevos, y afirmaron que ocurre porque ya no se hacen pruebas. En España, se informó que los test del Covid-19 de origen chino son inseguros.
La República Popular de China, la provincia de Hubei, la ciudad de Wuhan y varios ministerios del gobierno chino, fueron objeto de la denuncia colectiva federal, en nombre de los ciudadanos y empresas norteamericanas, presentada por The Berman Law Group, que reclama una cifra multimillonaria en dólares, por daños compensatorios para aquellos que han sufrido lesiones personales, muertes por negligencia, daños a la propiedad y otros daños debido a la falta de China de contener el virus COVID-19, a pesar de su capacidad de hacerlo en sus primeras etapas de propagación”.
Los abogados sospechan que el gobierno de Xi Jinping, sabía lo que estaba sucediendo en la ciudad de Wuhan con mucha antelación al 3 de enero cuando comenzó a expandirse el Covid-19, que se trasmitía de humano a humano y que a pesar que comenzaron a producirse las primeras muertes, los funcionarios chinos continuaban afirmando que no había ningún riesgo, e incluso llegaron a realizar una cena pública en Wuhan para 40mil familias con el fin de ocultar la gravedad de lo que comenzaba a pasar.
La censura, aplicada por Beijing, llegó a tal extremo que los médicos que se animaron a manifestar los riesgos del coronavirus fueron severamente castigados. China demoró la información sobre la secuencia del genoma Covid-19 casi 18 días, lapso en que la epidemia se convirtió en una pandemia y se expandió a nivel global miedo, angustia, e incertidumbre con impactos en la economía y consecuencias sociales, hoy todavía difíciles de predecir.
China con una población de 1.400 millones de habitantes ha informado, al 26 de marzo, que tiene 82mil afectados por el Covid-19, muertos 3.300. Italia con 60 millones de almas, los alcanzados por Covid-19 ascienden a 74.000, muertos 7500. España con 47 millones de habitantes, afectados 47.600, muertos, 3.400. Una mirada descarnada desde la macroinformación exhibe que el daño humano, económico y social en China es proporcionalmente infinitamente inferior al que sufren otros países. Las especulaciones en torno a esta situación son múltiples.
En las últimas horas Wuhan, donde nació el Covid-19, no reportó nuevos casos del letal virus desde el pasado jueves, y se ordenó el cierre de los hospitales temporales habilitados para atender la emergencia sanitaria. Desde Japón, Apple Daily HK y 47 news, revelaron que la administración Xi Jinping volvió a mentir y ocultar datos en lugar de admitir que dejaron de hacer pruebas del virus.
Por su parte España denunció que recibió de empresas chinas un cargamento de test que resultaron defectuosos, ya que tienen una alta tasa de falsos negativos, lo que aumenta el riesgo de descartar probables pacientes que podrían expandir el virus, en el segundo país con mayor muertes en la pandemia global. La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) elaboró un documento en el que recomienda no usarlos y continuar bajo el PCR (la prueba de referencia, que tarda más tiempo).
El Ministerio de Sanidad español confirmó las denuncias, de los test fabricados por la firma china Bioeasy: “Nos dieron 8.000 test sin haberlos validado, y gracias a la prudencia de la Consejería de Sanidad no se hizo distribución masiva”, tienen una “sensibilidad” de 30%, muy inferior al 80% recomendado para que tengan una validez científica. “Con ese valor no tiene sentido usar estas pruebas”, lamentó un microbiólogo consultado por un diario madrileño.
La embajada de China en España salió a tratar de desvincular a la administración de Xi Jinping de este escandaloso episodio y aseguró que la firma Bioeasy no está incluida en la lista ofrecida por Beijing sobre proveedores clasificados y no cuenta con la licencia de las autoridades médicas para vender sus productos. En medios diplomáticos se considera que resulta difícil admitir que el gobierno de Xi Jinping desconociera las operaciones de Bioeasy, por lo que el incidente ha dejado una delicada situación entre Madrid y Beinjing.
