martes 30 abril 2024

La pandemia y la economía en las elecciones de Estados Unidos.

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Por Atilio Molteni
El 1 de septiembre el presidente Trump viajó a la ciudad de Kenosha, en Wisconsin, para demostrar su rechazo a quienes cuestionan la discriminación racial sistemática de las fuerzas del orden y de la justicia, que generó desde hace meses un gran descontento social a lo largo de los Estados Unidos, tema que comprende también su disparidad económica. Allí, el 23 de agosto, el afro estadounidense Jacob Blake fue herido gravemente por un policía blanco, motivando graves disturbios y destrozos y enfrentamientos con partidarios de Trump y de la supremacía blanca.

En su visita Trump apoyó a los policías y las áreas dañadas, no hizo referencia a la situación de la víctima y cuestionó a la violencia callejera, responsabilizando a los políticos liberales, argumentando que permitían “la anarquía, la violencia y la destrucción”, amenazando con recortar los fondos federales a varias ciudades demócratas. Como parte de su campaña política, su objetivo es crear una sensación de caos sosteniendo que es el único capaz de solucionarlo.

Dos días después Biden también viajó a Kenosha y se sumó a quienes protestan por la injusticia racial, se entrevistó con la familia de la víctima, y afirmó que el presidente no ha podido detener la violencia que se multiplicó bajo su mandato, debido a su forma errática de gobernar, proponiendo la pacificación social basada en la unidad nacional.

Las encuestas (siempre relativas) que se han publicado después de ambas convenciones partidarias y de los disturbios raciales en Kenosha (y en Portland, Oregón), demuestran que no obstante el acento puesto por los republicanos en “la ley y el orden” hasta ahora no afectan sensiblemente a Biden, que continúa manteniendo su liderazgo en la votación general por 7% puntos y por 3% en cuatro Estados que son claves por no mantener una tendencia definida, y que Trump ganó en 2016 frente a Clinton.

Sin embargo, el panorama se estima favorable para Trump en Georgia y Texas, mientras ambos candidatos estarían muy cerca uno del otro en Florida, lo que da esperanzas a los republicanos por la cantidad de votos que aporta este Estado al Colegio Electoral. Por otro lado, la tendencia de votos para el Senado es similar en favor de ambos Partidos y en la Cámara de Representantes los demócratas volverían a tener mayoría.

Pero esta es una elección que tiene características completamente distintas a las anteriores, por la pandemia y sus efectos económicos. El presidente Trump demostró haber cometido errores notorios en enfrentar a este grave problema y no los ha podido superar todavía debido a que sigue habiendo 40.000 nuevos enfermos diarios, por lo que es cuestionado duramente por sus opositores, con el agravante de que el Covid-19 se expandió de las grandes ciudades a las áreas rurales del centro del país, donde se encuentran muchos de sus votantes.

Por su parte, Trump especuló en que se produciría una vacuna antes de fin de año y su Gobierno invirtió cientos de millones de dólares para financiar varios proyectos de investigación y producción, acción que hace dos semanas recibió cierta conformación del Centro de Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), lo que motivó comentarios de prensa que especularon que podía tratarse de una acción política para beneficiar al presidente.

Para las elecciones está tomando especial gravitación el desempleo y la situación económica. El primero descendió a un nivel del 8.4% en agosto, pero la cantidad de 1.4 millones de puestos de trabajo recuperados, fue menor que en los tres meses anteriores, (en total fueron 11.5 millones de personas que volvieron a trabajar desde febrero, siendo la mitad de los que quedaron fuera del mercado laboral con la pandemia), indicando que los adelantos precedentes están perdiendo fuerza.

Para modificar esta situación, la alternativa es que se apruebe un apoyo gubernamental más amplio por el Congreso pues gran parte de los programas oficiales concluyeron a principios de agosto, dando lugar a una disminución del consumo. Para Biden la economía no se va a recuperar hasta no superar el problema del Covid-19, pues no está teniendo lugar una situación que pueda describirse como una “V”, de regreso a los niveles de actividad de antes de la pandemia.

Además de la pandemia, para el electorado estadounidense el problema de mayor gravitación actual es también la situación económica, siendo esta última el fuerte de la gestión presidencial de Trump. En este sentido, para la encuestadora Gallup el 48% de los estadounidenses aprueban su gestión económica, pero sólo el 42% su desempeño en el conjunto de su Gobierno. Sin embargo, la confianza de los consumidores resultado de analizar las condiciones del comercio y del empleo, bajó en agosto del 91.7% al 84.8 %, aun cuando el valor de las acciones en las bolsas se mantiene en niveles muy altos.

Algunos analistas interpretan que si el presidente logra poner en marcha la economía de manera razonable en las semanas que faltan para las elecciones, tendría posibilidades de ganar el 3 de noviembre siempre que consiga hacerlo en algunos Estados clave que suelen variar su voto en cada elección, como ocurrió en 2016, aun cuando pierda en el voto popular.

Otro factor a tener en cuenta es que a fines de este mes comienzan los tres debates entre los candidatos presidenciales, los que también pueden tener importancia en el resultado de la votación, donde las cualidades personales de Trump son muy destacadas por su agresividad y falta total de inhibiciones. Se convertirán en acontecimientos que tendrán una audiencia mundial.
Atilio Molteni
Embajador
IN/BN/CC/rp.

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