El sistema turístico argentino tiene una estructura integrada por unos 17.000 hoteles y más de 5.000 agencias de turismo en el país que, sumados a los locales gastronómicos, alcanzan los 50.000 establecimientos. Prácticamente sin actividad, la mayoría de ellos, sin facturación, han quedado fuera de la asistencia financiera del Estado, y muchas empresas al borde de cerrar definitivamente.
Las medidas de restricción impuesta para la lucha contra el coronavirus, y la consecuente suspensión de los vuelos en todo el territorio nacional, que supera los dos meses, provocó en el sector turístico efectos devastadores, que golpea economías regionales donde resulta clave para diversas actividades para las que se busca un principio de asistencia, del Estado, a fin de sostener a las empresas hasta que comience la reactivación, que se advierte será lenta.
Un análisis preliminar de la situación que tendrá por delante el sector turístico nacional, que prevé que el turismo interno será el que primero movilizará la demanda dentro de los márgenes que permita un golpeado poder adquisitivo. Ante esto, se admite que destinos diferentes sufrirán impactos distintos. Se toma en cuenta que los grandes centros urbanos se verán afectados porque el distanciamiento social complicará la afluencia de público en sitios cerrados, como museos o recitales. Se percibe en cambio, que se verán favorecidas las actividades que ofrezcan el contacto con la naturaleza, por ejemplo el turismo aventura o el rural.
Los tradicionales destinos en los balnearios, también, se verán resentidos ya que en las playas se deberá respetar las medidas de distanciamiento y en consecuencia no van a poder alojar a la misma cantidad de público, además que comenzarán a aplicarse nuevas tecnologías, aplicaciones innovadoras para regular accesos y controlar flujos vehiculares.
Finalmente se evalúa que las convenciones y el turismo de negocios sufrirán las restricciones impuestas a los vuelos internacionales por razones sanitarias y que también se verá caer el flujo aéreo a destinos distantes como Argentina. El objetivo será atraer a los viajeros de países vecinos.
Como se advierte, la actividad turística nacional se enfrenta a los mismos desafíos que en el resto del planeta debido a que es casi imposible anticipar el impacto en la demanda atribuible a las medidas de distanciamiento social o los controles que se aplicarán en materia de movilidad. Por lo tanto, solo cabe especular con una recuperación paulatina del turismo y con la certeza de un cambio inexorable en todos los eslabones que integran la cadena de la industria de la hospitalidad, desde aerolíneas y hoteles hasta guías y servicios gastronómicos.
Ante este escenario, legisladores patagónicos que integran el bloque de Juntos por el Cambio impulsan un proyecto para la reactivación que prevé, entre otros mecanismos de excepción, la implementación de programas de asistencia crediticia por parte de la banca pública y privada a tasa cero, afectados a la cancelación de obligaciones salariales, de proveedores, impositivas y asistencias bancarias preexistentes; la bonificación de las comisiones bancarias y de tarjetas de crédito; el diferimiento de todas las obligaciones tributarias nacionales hasta el cese del ASPO y otros beneficios impositivos.
“La declaración de emergencia, del sector, fue puesta hace dos meses a consideración de diputados que parecen desconocerla, y está esperando su tratamiento en Comisiones y la aprobación por el plenario”, los diputados nacionales patagónicos Gustavo Menna (Chubut), Lorena Matzen (Río Negro) y Roxana Reyes (Santa Cruz), que presentaron el proyecto manifestaron: “No hay una explicación razonable para la falta de tratamiento de esta medida que brindará herramientas al sector turístico de la Argentina”.
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