martes 16 abril 2024

EE.UU. Trump, las elecciones en Georgia y la mayoría en el Senado

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Por Atilio Molteni

La elección del 3 de noviembre en Estados Unidos fue, en muchos sentidos, un referendo sobre la personalidad del presidente Donald Trump, que se ha caracterizado por negarse a compartir éxitos y a no responsabilizarse por los errores, lo que se comprueba en el caso del Covid-19 donde la falta de políticas de contención adecuadas agravó el número de víctimas. Esta situación consolidó la victoria del candidato demócrata Joe Biden, que aprovechó sus faltas y llevó adelante una campaña política adecuada, no obstante el resultado final mostró a un electorado muy dividido, consecuencia de un proceso que pone en juego la vitalidad de su democracia.

Al hacer un balance preliminar de la gestión de Trump se puede destacar que acentuó la polarización interna, por ejemplo, al condicionar la lucha contra el deterioro del medio ambiente, al designar en la Corte Suprema jueces de tendencias conservadoras que cambiaron el equilibrio existente en dicho Tribunal, al deteriorar la relaciones con sus aliados globales y al llevar adelante una política exterior no convencional y riesgosa, que dejó de lado a los organismos internacionales e incluyó relaciones amistosas con varios gobernantes muy cuestionables, afectando al liderazgo de los Estados Unidos en el mundo.

Cuando el 20 de enero Joe Biden asuma la presidencia, sus primeras acciones estarán destinadas a la situación interna de su país, en una agenda que incluye la lucha contra la pandemia, la crisis económica, la desigualdad social, la organización de su Gobierno y llevar adelante los objetivos de su programa político. Con relación a sus prioridades legislativas, declaró que en sus primeros cien días de mandato va a “reparar y construir nuevamente para superar la ruina económica y la crisis del sistema de salud causadas por el fracaso del presidente Trump de proteger América”.

Pero todavía no está todo dicho, pues según una información de prensa del día 2 de enero, Trump tuvo una larga conversación con el Secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensberg, exhortándolo – y en cierto sentido amenazándolo- a encontrar suficientes votos (11.780) para modificar el resultado electoral favorable a Biden, en un Estado donde los demócratas no ganaban desde la elección de Bill Clinton (1992). Alegó la existencia de errores de los cómputos electorales, pero la respuesta que recibió fue que ya habían sido investigados y descartados por las autoridades correspondientes. En síntesis, esta acción temeraria indica que Trump no acepta el resultado electoral, pues bajo el argumento de buscar la verdad, oculta que quiere ganar una elección que perdió.

El 3 de enero, la gravedad de las acciones de Trump fue demostrada por la publicación de una carta abierta de 10 ex secretarios de Defensa que cumplieron funciones bajo distintas Administraciones, en la cual indican que el intento de hacer participar a los militares en disputas electorales llevará al país a situaciones muy peligrosas, y subrayaron que la transferencia pacífica del poder es una característica de la democracia estadounidense desde 1789.

En la elección general del 3 de noviembre los demócratas no lograron la supremacía esperada en el Senado, que quedó con 50 senadores republicanos y 48 demócratas, lo cual afecta sus iniciativas parlamentarias y una fluida política exterior, si los números no cambian como resultado del proceso electoral en Georgia, Estado que fue republicano por muchos años. Estas elecciones de dos senadores en una segunda vuelta electoral alcanzaron importancia nacional, por sus consecuencias en la mayoría en el Senado y en la dirección política del país.

El 4 de enero Trump viajó al norte de este Estado para apoyar a los candidatos de su Partido, los actuales senadores Kelly Loeffler y David Perdue, un día antes de que tuviera lugar dicha elección, donde reiteró su alegato de que había ganado la elección. Por su parte, Biden se desplazó también a Atlanta y subrayó que el presidente estaba teniendo una dura lección en lo que significa la democracia, y endosó a los dos candidatos demócratas, el Reverendo evangélico Raphael Warnock (de la misma iglesia bautista en Atlanta que condujo Martin Luther King y miembro del movimiento Black Lives Matter) y el periodista y empresario de la comunicación, Jon Ossoff.

La composición racial y diversidad étnica de este Estado se fue modificando y el electorado cambió. Por ejemplo, los afroestadounidenses aumentaron en un 25% desde la última elección en 2016, los latinos en un 18%, y los asiáticos en un 12%, pero lo más importante es que los primeros se registraron y fueron a votar en gran número, resultado de una intensa campaña electoral y la inversión de recursos financieros muy importantes. Sin embargo, los votantes blancos componen el 53% de los votantes registrados. Otro dato interesante para destacar es que la tendencia de los votantes es demócrata en las grandes ciudades (como Atlanta) y republicana en las áreas suburbanas, como ocurre en otros Estados de la Unión.

El 5 de enero tuvieron lugar estas elecciones y según los resultados electorales del miércoles a la mañana computados el 98 % de los votos y por una mayoría firme, el candidato demócrata Reverendo Warnock ganaba a la republicana Kelly Loeffler (50.6% contra 49.4 %), mientras el candidato demócrata Jon Ossoff superaba al republicano David Perdue (50.19 % contra 49.81 %), pero en este caso son cifras reducidas que pueden alterarse al existir todavía los votos de algunas jurisdicciones a computar. Si estas informaciones preliminares se confirman, la composición del Senado quedaría 50 contra 50, en cuyo caso la Vicepresidenta Kamala Harris podría desempatar en favor de los demócratas.

Sin embargo, los proyectos de ley en el Senado, según las normas existentes, hacen necesarios 60 votos en el procedimiento para pasar a una votación de un proyecto de ley o para dar por concluido el debate, que es un número que los demócratas difícilmente obtengan, aunque estén ya aprobados por la Cámara de Representantes.

La opción del presidente Biden es aprobar Acciones Ejecutivas, que tienen los mismos efectos que una ley, en diversos campos como pueden ser los referentes al clima, la educación, los servicios financieros, la lucha contra el Covid-19, la salud, en temas referentes a las relaciones exteriores y la defensa, y mediante la presentación de proyectos de ley en la Cámara Baja. De esta manera, desde el primer día la Casa Blanca podría unirse al Tratado de París sobre Cambio Climático, reingresar a la OMS, levantar restricciones discriminatorias contra la inmigración, o dejar sin efecto normas sobre el medio ambiente o la salud.

Para otras decisiones de carácter político es muy posible que Biden utilice la negociación bipartidaria, haciendo concesiones que le aseguren obtener los objetivos buscados mediante la construcción de consensos. Es decir que el compromiso puede ser la forma del presidente electo para solucionar las diversas crisis estadounidenses. Por ejemplo, necesita presentar candidatos para su Gabinete (y en otros puestos equivalentes) que puedan recibir el Acuerdo del Senado, -y que a la vez reflejen la gran diversidad de su Partido-, pues para ser elegidos necesitan ser votados no sólo por los demócratas, sino también por algún número de senadores republicanos.

El 6 de enero, el Congreso reunido en una sesión conjunta, debe proclamar a Biden como ganador, en un procedimiento que históricamente es una formalidad constitucional que consiste en certificar los votos del Colegio Electoral. Trump, por su parte, trata de dificultar este desarrollo argumentando que el vicepresidente Mike Pence tiene el poder de dejar de lado algunas votaciones si son fraudulentas y el resultado de una conspiración masiva. Cuenta con el apoyo de una docena de senadores y alrededor de cien miembros de la Cámara Baja de su Partido, que votarían en contra de la certificación en los casos de Georgia y de otros 5 Estados donde el presidente saliente alega que existió fraude, sin haberlo probado.

En esta ocasión, su objetivo sería que se adopte una decisión nombrando una comisión bipartidaria para investigar estas votaciones, desarrollo que demoraría la asunción de la presidencia por parte de Biden, Esta fórmula es una combinación del trumpismo con la posición de un sector de los republicanos, sin posibilidades de ser aprobada por sólidas razones jurídicas pero que, sin embargo, está dañando la unidad de ese Partido.

Para los analistas es un ataque muy peligroso a la democracia, uno de cuyos elementos es la aceptación de los resultados claros de una elección, mientras observan que su acción -sin precedentes- responde a las características de la personalidad de Trump y a su narcisismo. También comentan que sus acciones pueden estar dirigidas a condicionar al futuro Gobierno, a resentir la posible cooperación de ambos Partidos en el Congreso y a facilitar su candidatura para las elecciones presidenciales de 2023.
Atilio Molteni-Embajador
INT/BN/cc/rp.

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