Marina Dal Poggetto, directora de la consultora EcoGo advirtió: “Es poco que la inflación esté en 2023 por debajo de lo que vemos este año. Si puede estar o no por encima dependerá de la demanda de pesos, qué instrumentos se usen para sostener esa demanda y de la credibilidad de los mismos”, estimó la economista. “Este es un modelo que requiere inflación para corregir fiscalmente y, al mismo tiempo, modificar precios relativos te da niveles cada vez más altos y más seguidos incrementos de precios”, cerró Dal Poggetto.
“Las presiones por reacomodamiento de precios relativos siguen presentes y el dato sigue reflejando un régimen de alta inflación”, afirmó Melisa Sala, economista de la consultora LCG. “Esta inercia pone un piso de inflación por encima del 6% para el resto del año, lo que implica cerrar el año con inflación cercana a los tres dígitos”.
La experta dijo que la “Argentina está lanzada a un régimen de altísima inflación, algo que es muy preocupante”. En tanto, la economista describió que lo de agosto recogió el “repricing” del salto de la brecha en medio de la incertidumbre que se generó en julio con la renuncia de Martín Guzmán. El del bimestre julio-agosto fue un fogonazo más elevado del de marzo-abril, y según Bacigalupo, se generó por cuestiones endógenas y no exógenas.
“Septiembre va a venir salado”, indicó Bacigalupo y enumeró los ajustes que llegaron en prepagas, subtes, tarifas y un crawling peg más acelerado (que arrancó en una tasa mensualizada de 6,8% en septiembre), aunque dijo que el número puede ser menor al de agosto por la relativa estabilización que produjeron las medidas tomadas por Massa y las expectativas que generaron en el sector privado. “La pérdida del poder adquisitivo va a ser significativa y va a empujar una retracción de la demanda, pese a que habrá personas que usen ahorros o se endeuden para comprar igual en medio de la incertidumbre”, agregó la economista de Abeceb.
“La desaceleración fue más baja a lo esperado respecto al pico de julio, de 7,4%”, dijo Agostina Myronec, economista de Ecolatina. “Esto deja en evidencia que el proceso inflacionario se volvió más sensible a shocks ante una macroeconomía debilitada; en otros periodos, el mecanismo de transmisión de restricciones a las importaciones y alza de dólares paralelos era más débil, menos sensible a la inflación. A diferencia, en estos últimos meses, este mecanismo se volvió mucho más robusto, y dejó como resultado pisos de inflación más firmes y difíciles de desarmar a futuro”, agregó.
“Para septiembre esperamos un número algo menor al de agosto, pero de todas maneras elevado, por encima del 6%. A la elevada inercia inflacionaria se le suma un deslizamiento del dólar oficial en torno al 6%, sumado a que también va a impactar el aumento de precios regulados, como tarifas de servicios públicos, las tarifas de subte y taxis y aumento de empleadas domésticas. Con estos números, la inflación ya va a cerrar por encima del 95% en 2022″, estimó.
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