París. La moción de censura transpartidaria contra el Gobierno francés fue rechazada, aunque quedó a solo nueve votos de los 287 necesarios para hacer caer el gabinete de la primera ministra, Élisabeth Borne. Una segunda moción propuesta por la extrema derecha tampoco prosperó. Esto supone la adopción definitiva de la controvertida reforma de pensiones, aprobada por decreto por el presidente Emmanuel Macron, pero deja debilitada la imagen de su Ejecutivo. En paralelo, el descontento es palpable en las calles de París y múltiples ciudades del país galo.
El Gobierno de Emmanuel Macron consiguió una victoria agridulce en la Asamblea Nacional. El rechazo a las dos mociones de censura opositoras significa la adopción definitiva de la reforma de pensiones, pero el resultado más ajustado de lo esperado deja debilitado al Ejecutivo y plantea desafíos para garantizar la gobernabilidad.
La principal de las dos mociones, impulsada por el centrista Charles de Courson y apoyada por varios partidos de la oposición, consiguió 278 votos, nueve menos de los necesarios para su aprobación, que hubiera significado la caída del gabinete de la primera ministra Élisabeth Borne y de la controvertida reforma de pensiones.
Aunque este es el decimoquinto voto de confianza que enfrenta Borne, la oposición nunca había estado tan cerca de un resultado exitoso. Al respaldo de toda la izquierda y la extrema derecha se sumaron los centristas independientes, algunos regionalistas y, sobre todo, 19 diputados de Los Republicanos, la derecha tradicional, que rompieron con la dirección de su partido.
Una segunda moción de censura, presentada por Agrupación Nacional de extrema derecha y sin el respaldo del resto de la oposición, también fue descartada.
Tras recibir el visto bueno del Senado, el Gobierno de Emmanuel Macron hizo uso el jueves pasado del artículo 49.3 de la Constitución francesa para saltarse a la cámara baja (en la que no tiene mayoría) y adoptar la reforma pensional. Esto desató las críticas de casi toda la oposición y alimentó aún más las protestas en las calles.
En una declaración apenas consumada la votación, la presidenta del grupo parlamentario de izquierda NUPES en la Asamblea Nacional, Mathilde Panot, consideró que el resultado muestra que un «gobierno que ya está muerto a los ojos de los franceses».
En esa línea, la líder de extrema derecha Marine Le Pen instó a Macron a «escuchar lo que políticamente dice esta votación» y aseguró que Borne «debe partir» o el presidente francés «debe renunciar».
Mientras que Jean-Luc Mélenchon, del izquierdista La Francia Insumisa, afirmó que «esta noche algo se rasgó a fondo» y que «el divorcio es completo y nadie está con él», en referencia a Macron. Frente a la aprobación de la reforma pensional, indicó que es momento de «ir a la censura popular», «en cualquier lugar y en cualquier circunstancia».
A nivel institucional, NUPES ya presentó un recurso ante el Consejo Constitucional para que revise la reforma y mantenga la edad de jubilación en los 62 años (en lugar de los 64 que propone el proyecto). También Agrupación Nacional anticipó que recurrirá al Consejo, por lo que, pese a estar aprobada, la reforma pensional no podrá implementarse hasta que se completen esas revisiones.
Estamos llegando al final del proceso democrático de esta reforma imprescindible para nuestro país. Es con humildad y seriedad que asumí mi responsabilidad y la de mi Gobierno. Por nuestro sistema de pensiones de reparto. Por nuestro modelo social.
Borne defiende la reforma como «imprescindible» para Francia
La primera ministra, Elisabeth Borne, llegó al Palacio del Elíseo justo después de la adopción definitiva de la reforma de las pensiones y aseguró para AFP que está «decidida a seguir llevando a cabo las transformaciones necesarias».
También se pronunció en su cuenta de Twitter. «Estamos llegando al final del proceso democrático de esta reforma imprescindible para nuestro país. Es con humildad y seriedad que asumí mi responsabilidad y la de mi Gobierno», afirmó. La primera ministra anunció que no renunciará.
Más temprano, en la Asamblea Nacional había sentenciado: «El Gobierno ha asumido todas sus responsabilidades. Pero las aventuras individuales, los posicionamientos tácticos y el miedo a la impopularidad no han permitido asegurar una mayoría. Sin embargo, como debe ser, la democracia parlamentaria tendrá la última palabra».
La ira es palpable en las calles francesas
En las calles de París las huelgas continúan y los sindicatos han dicho que continuarán con las protestas contra la reforma.
En distintas ciudades han estallado disturbios en los últimos días y hacen que Macron enfrente desafíos a su autoridad que no veía desde las protestas de los “chalecos amarillos” hace más de cuatro años.
El jueves hay un llamado a una novena jornada nacional de manifestaciones y huelgas. «Nos reuniremos de nuevo el jueves», dijo Helene Mayans, de la Confederación General del Trabajo (CGT), en un mitin en el centro de París.
Tras el resultado de la votación de la moción de censura hubo abucheos en una de las protestas. Entre gritos, se demandaron “huelgas” y “bloqueos”.
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