Moscú. El presidente de China, Xi Jinping, arribó este lunes 20 de marzo a la capital rusa, para reunirse con su homólogo Vladimir Putin, en una visita oficial que se extenderá hasta el próximo miércoles. El encuentro es visto como un respaldo de Beijing al Kremlin en medio de su guerra en Ucrania. El Gobierno chino asegura que tomará una posición «justa» y «objetiva» frente al conflicto. Sin embargo, Occidente señala un aumento del apoyo de China a Rusia.
Tras su llegada al aeropuerto Vnukoko, Xi aseguró que espera un nuevo impulso de las relaciones ruso-chinas y que su país está listo para «defender» junto a Moscú un orden mundial basado en el derecho internacional, según declaraciones citadas por la agencia estatal de noticias rusa TASS.
El encuentro representa un impulso político para el líder del Kremlin, al tratarse de la primera visita de un gobernante a Vladimir Putin luego de que la Corte Penal Internacional emitiera el pasado 17 de marzo una orden de captura en su contra por crímenes de guerra, en específico por el secuestro masivo de niños ucranianos trasladados al territorio ruso.
Moscú niega estas acusaciones y alega que se trata de «adopciones» de menores «abandonados» por la guerra.
Xi y Putin tienen programadas conversaciones y negociaciones, tras las cuales se espera que firmen declaraciones conjuntas.
«Esta visita tiene como objetivo facilitar la coordinación estratégica y la cooperación práctica entre los dos países e inyectar un nuevo impulso al desarrollo de las relaciones bilaterales», publicó la agencia estatal de noticias china Xinhua, a la llegada de su mandatario a suelo ruso.
Para el Gobierno de Estados, la visita en curso de Xi a Rusia es una clara señal de que Beijing se opone a una rendición de cuentas por parte de Vladimir Putin ante la Justicia internacional.
En las últimas horas, el secretario de Estado de EE.UU. Antony Blinken sostuvo que el encuentro sugiere que Beijing no cree que el dirigente del Kremlin deba rendir cuentas por sus atrocidades en Ucrania.
En una rueda de prensa, el máximo representante de la diplomacia estadounidense señaló que el mundo no debe dejarse engañar por ningún movimiento táctico de Rusia que cuente con el apoyo de China.
En una de las demostraciones más claras y abiertas de apoyo a su homólogo ruso en los últimos tiempos, el presidente chino expresó que está convencido de que los ciudadanos apoyarían otra reelección de Putin, de cara a las elecciones presidenciales previstas para 2024.
“Sé que Rusia celebrará elecciones presidenciales (…) Y bajo su fuerte liderazgo, Rusia ha logrado grandes avances en su próspero desarrollo. Confío en que el pueblo ruso continuará brindándole su firme apoyo», aseveró Xi a su homólogo ruso, quien le sonrió brevemente.
Las declaraciones de Xi se produjeron pese a que el hombre que ha gobernado el territorio ruso por más tiempo-con más de dos décadas en el poder- no ha confirmado oficialmente si buscará un nuevo mandato.
De inmediato Moscú intentó matizar las afirmaciones. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, indicó que Xi no dijo específicamente que Putin participaría en los comicios del próximo año, pero agregó que el Gobierno comparte la confianza de Xi con respecto al apoyo de los ciudadanos al presidente.
El derroche de elogios mutuos tomó protagonismo en esta jornada. Xi se refirió a Putin como su «querido amigo», y el líder del Kremlin usó el mismo término para su par chino.
«En los últimos años, China ha dado un tremendo salto adelante en su desarrollo (…) Despierta un interés genuino en todo el mundo, e incluso los envidiamos un poco», afirmó el líder ruso.
¿Posición «neutral» y «justa» de China frente a la guerra en Ucrania?
Esa es la postura que Beijing aseguró que tiene frente al conflicto, en un artículo publicado en el diario ruso ‘Rossiiskaya Gazeta’ en la víspera de la visita oficial a Moscú, pero desde Occidente existen múltiples cuestionamientos al respecto.
El Gobierno chino subrayó que Xi llega a Moscú con una mirada «neutral» frente a la mayor guerra en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial.
«China continuará asumiendo un papel objetivo y justo en la crisis de Ucrania, y desempeñará un papel constructivo en las conversaciones de paz», sostuvo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin.
Pero analistas y diplomáticos ven en la visita oficial de Xi a Rusia -que se extenderá hasta el próximo 22 de marzo- un contundente respaldo de Beijing a Moscú, pese a su discurso de imparcialidad ante la invasión.
Las palabras de Beijing parecen contradictorias ante el notable acercamiento de Xi a su par ruso.
Como muestra de ello, Xi no escatimó en elogios a Putin en el texto difundido un día antes a su visita a Moscú. Allí afirmó que los dos países se adhirieron al concepto de «amistad eterna y cooperación mutuamente beneficiosa».
Asimismo, Estados Unidos destaca que el Gobierno chino no ha condenado de manera inequívoca la invasión en curso.
Pese a las acusaciones de la CPI contra Putin por crímenes de guerra y las investigaciones de distintas organizaciones civiles sobre graves violaciones a los derechos humanos cometidas por las tropas rusas contra civiles ucranianos (como ejecuciones, torturas y violaciones sexuales, entre otros), la Cancillería china indicó este lunes que la Corte Penal Internacional debería tomar «una posición justa».
El domingo 19 de marzo, en otro artículo, el presidente Vladimir Putin elogió a su «buen viejo amigo» Xi y acogió con beneplácito la voluntad de Beijing de desempeñar lo que calificó de «papel constructivo» en la solución de la «crisis» de Ucrania.
El gigante asiático también mostró completo apoyo al Kremlin durante la visita del máximo representante de la diplomacia china, Wang Yi, quien remarcó que las relaciones entre las dos naciones se encuentran «sólidas como una roca» y que no soportarán presiones internacionales.
El Gobierno de Xi intenta mostrarse como un pacificador sin comprometer su postura de «buen viejo amigo» de Putin, pero su rol resulta poco o nada creíble para Estados Unidos, la OTAN y la mayor parte de gobiernos occidentales.
Rusia y China, históricamente marcadas por la desconfianza mutua, han mostrado en el último año un notable frente unido ante su enemigo común: Estados Unidos y sus aliados.
El salto de Beijing a los asuntos de Ucrania sigue a su reciente éxito en la mediación de conversaciones entre Irán y su rival en Medio Oriente, Arabia Saudita, que acordaron restablecer sus lazos diplomáticos después de años de tensiones.
En el caso de Ucrania, la Administración de Xi Jinping lanzó una propuesta de 12 puntos, que presentó como un camino a resolver el conflicto.
El programa consiste en respetar la soberanía de todos los países, abandonar la mentalidad de la Guerra Fría, cesar las hostilidades, reanudar conversaciones de paz, resolver la crisis humanitaria, proteger a los civiles y a los prisioneros de guerra, preservar la seguridad de las instalaciones nucleares, reducir los riesgos estratégicos, facilitar las exportaciones de granos, terminar las sanciones unilaterales, mantener estables las cadenas industriales y de suministro y promover la reconstrucción posconflicto.
Pero el pasado 25 de febrero, el presidente de EE. UU., Joe Biden, tildó de «irracional» el «papel pacificador» de China. «Putin lo está aplaudiendo, entonces, ¿cómo podría ser eso bueno?», destacó Biden en ese momento.
Aunque inicialmente el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, recibió la propuesta china con cautela, finalmente el plan fracasó y este lunes 20 de marzo, el secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania, Oleksiy Danilov, ratificó que su Gobierno no se doblegará en sus términos para un acuerdo de paz.
«El primer y principal punto es la capitulación o retirada de las tropas de ocupación rusas del territorio de Ucrania de acuerdo con las normas del derecho internacional y la Carta de la ONU», algo que según Kiev no está explícito en el programa chino.
Aun así el Kremlin sigue respaldando el plan de paz de Beijing y anunció que se discutiría en las conversaciones entre Putin y Xi esta semana.
Mientras China intenta impulsar una influencia diplomática a nivel global, gana espacio para fortalecer sus asociaciones económicas con Moscú. Beijing apunta a una sociedad energética más estrecha tras impulsar las importaciones de carbón, gas y petróleo ruso y según Washington estaría encaminada a suministrar armas al Kremlin para la guerra. Sin embargo, el Gobierno chino rechaza esas acusaciones.
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